jueves, 23 de junio de 2016

La Magia en la Gente

La magia popular nació en la época de los milagros. Hace millones de años, la naturaleza era una fuerza misteriosa, los rayos de luz fluctuaban sobre el cielo. Energías invisibles enredaban el enmarañado cabello y alborotaban las tormentas de polvo. El agua caía estrepitosamente. Las fuerzas poderosas, inconcebibles para aquellos antiguos humanos, enviaban destellos de luz desde las nubes, destruyendo y convirtiendo los árboles en trozos de impetuoso infierno. Las mujeres milagrosamente concebían bebés. La sangre era sagrada. La comida era sagrada. El agua, la tierra, las plantas, los animales, el viento y todo lo que existía estaba infestado de poder.

La magia, como también la religión y la ciencia, aparecían súbitamente a través de las acciones de los primeros humanos, quienes intentaban comprender, contactar y encontrar alguna forma de controlar tales fuerzas. A lo largo de innumerables siglos, ellos examinaron el mundo natural que existía a su alrededor, descubriendo así las propiedades del agua, del fuego, de las plantas y de los animales. 

También investigaron los procesos misteriosos del nacimiento y la muerte y reflexionaron acerca del
lugar a “ donde iban” los muertos. Se asombraban ante los complejos patrones estructurales de minerales y flores y observaban el movimiento de las nubes.

Estos antiguos hombres eran diferentes de nosotros. Ellos vivían en y con la naturaleza, dependían de ésta para su sustento y protección tanto de los humanos como de los animales. Cuando sembraban plantas silvestres para su sustento y olían flores con intensa fragancia, o cuando sacaban opalescentes y relucientes conchas a la orilla del océano, sentían que eran más que simples objetos sólidos y formas físicas.

Sin barreras materialistas las primeras mentes primitivas exploraron el mundo descubriendo algo indescriptible, presente dentro de todos los objetos y dentro de todos los seres. En los objetos inanimados, el color, la forma, el tamaño y el peso podrían ser reconocidos como indicios propios a sus naturalezas no físicas. La localización donde encontraban un objeto —al lado de riachuelos, sobre las altas montañas, o en las profundidades de la tierra— pudo haber sido un indicador del tipo de energía encontrado dentro del objeto.

Los poderes que parecían estar fluyendo en los seres humanos eran de diversidad increíble. Un hombre lleno de ternura irradiaba una energía diferente a la de uno que tuviera la tendencia a ser asesino. Las energías de un individuo saludable y fuerte eran similarmente saludables y fuertes; mientras que un individuo enfermo poseía pocas reservas de energía de tipo inferior. Inclusive, los huesos de los muertos junto con sus pertenencias (si es que las tenía), eran también percibidos al contener cierta
forma de poder.

Eventualmente, el ritual fue desarrollado como una forma de contactar y utilizar la energía que se encontraba tanto en el interior de los humanos como en el mundo natural. El cómo, el por qué o el dónde sucedió todo esto es de menor importancia, sin embargo, este paso marcó la llegada de la magia y la religión. Sí, la religión. En la actualidad se especula que los antiguos humanos desarrollaron una especie de reverencia espiritual. Indudablemente, ellos practicaban la magia y, en las épocas antiguas, tanto la magia como la religión estaban íntimamente ligadas entre sí. En la actualidad, esto aún continua; Ciertos objetos apreciados por sus energías eran probablemente utilizados con fines específicos. El ámbar, no el verdadero mineral, sino la resina de pino fosilizado, podría estar entre los primeros materiales utilizados para propósitos mágicos. Las imágenes de osos y esculturas geométricas de ámbar —por lo general perforados para colgarlos— aparentemente eran utilizados como mecanismos de protección o para asegurar la cacería.

Los fragmentos de hierro meteorico debieron haber sido vistos con respeto, especialmente si caía un meteorito que ellos habían observado. Las flores utilizadas con fines mágicos y rituales poseían mayor aprecio una vez sus propiedades medicinales habían sido reconocidas. Así, la magia popular lentamente se fue desarrollando en un método para la utilización de objetos naturales con propósitos específicos y necesarios, como protección, fertilidad, partos seguros y cacería exitosa.

En algún momento, las energías de los hombres fueron introducidas a la magia popular. Los rituales complicados eran desarrollados como una manera de unir al mago con la energía del objeto. En cierto sentido, esta fue una forma de comunicación. Los gestos, el ritmo, la danza, las posturas de los rituales y, más tarde, las plantas alucinógenas eran utilizados para fusionar exitosamente la energía humana con la energía de aquellos apreciados objetos.

Todos los sistemas mágicos y las religiones se desarrollaron a partir de estas primeras prácticas. La magia tribal, como también los rituales religiosos, indudablemente se desarrollaron de la magia popular. Sin embargo, la magia individual sobrevivió.

Estos rituales simples continuaron siendo utilizados durante miles de años. En el esplendor y en los decaimientos de las grandes civilizaciones (Sumeria, Egipto, Babilonia, Grecia, Creta y Roma), la magia tradicional continuó siendo practicada; mientras tanto los sacerdotes y sacerdotisas se convirtieron en esclavos de las religiones establecidas y de sistemas mágicos.

Más tarde una nueva y organizada religión, nacida en el cercano oriente después de la muerte de un profeta judío, flexibilizaba su poder político.

La conversión oficial del imperio romano al cristianismo, aproximadamente en el año 325 de nuestra era, propagó el cristianismo en todo el mundo occidental. País tras país se fue convirtiendo al cristianismo; muchas de las antiguas formas de magia popular se olvidaron —con frecuencia, bajo amenazas de muerte o encarcelamiento—. Algunas personas opuestas a la prohibición de rituales de millones de años, los alteraron ligeramente para complacer una nueva religión. Aquella magia que no podía realizarse o, al menos conformarse vagamente, era practicada en secreto. Los días en que los antiguos encantamientos y hechizos europeos eran parte de la vida cotidiana, habían terminado.

Los líderes de la nueva religión en su deseo de ejercer absoluto control sobre todos los aspectos de la vida humana, buscaron la forma de caracterizar como “ crímenes” la predicción del futuro, la curación síquica, la creación de amuletos protectores y los hechizos para atraer al amor y todo lo que no estuviese relacionado con su credo religioso. Por todas partes el reconocido mundo de la magia popular se convirtió en recuerdo vago, especialmente cuando las escenas de un gran número de asesinatos
—ejecutados en nombre de dios se volvieron comunes—. Muy pronto, la llegada de la investigación científica moderna tuvo lugar. 

A medida que los horrores de la persecución de brujas de la época medieval y del renacimiento desaparecieron gradualmente de la memoria, los humanos comenzaron a investigar las formas de la naturaleza desde otro punto de vista. El magnetismo, la medicina y la cirugía, las matemáticas y la astronomía fueron codificadas y trasladadas del mundo mágico a la ciencia. Con base en este conocimiento, la Revolución Industrial comenzó a finales del siglo XIX. El hombre ganó algo de control sobre la tierra a través de medios mecánicos; las máquinas pronto reemplazaron a la religión. 

El hombre, al no depender de la tierra para su supervivencia, empezó a crecer aislándose de su propio planeta. En el siglo XX, una serie de guerras mundiales y locales destruyeron rápidamente gran parte de las últimas formas de vida de millares de europeos, americanos, asiáticos y pobladores de las islas del Pacífico. La magia popular, antiguamente el alma misma de los seres humanos, nunca había tenido días tan oscuros.

Pero ésta no desapareció completamente. En los lugares donde las máquinas y la tecnología no habían invadido, la magia popular continuó; en zonas como: Asia, Africa, el Pacífico Sur, América del Sur y América Central, en secciones rurales de América del Norte como los Ozarks y en Hawai e inclusive en partes de Europa.

Durante los años sesenta, la magia popular renació nuevamente. El movimiento juvenil en los Estados Unidos y Gran Bretaña se reveló en contra de los rígidos códigos sociales y de los ideales cristianos. Algunos jóvenes se convirtieron al budismo, a la filosofía Zen y a otras doctrinas orientales. Otros se sintieron atraídos con lo poco que habían podido aprender en encantamientos y hechizos, magia verbal, la lectura del tarot, amuletos y talismanes. Un incontable número de libros, artículos y revistas populares aparecieron revelando este conocimiento que antiguamente fue de carácter público, para una nueva generación insatisfecha con sus vidas netamente tecnológicas.

Los libros de hechizos y los textos acerca de la magia, escritos por investigadores o practicantes de magia popular, fueron comprados por personas cuyos ancestros habían originado estas prácticas. Libros como Mastering Witchcraft, de Paul Huson, The Complete Book of Magic and Witchcraft, por Katheryn Paulsen y Rituales Prácticos con Velas, de Raymond Buckland (disponible en español), junto con otra docena de libros, tuvieron gran éxito. Un nuevo despertar había comenzado.

Pero la supresión religiosa de la magia popular continuó aumentando durante la década de los sesenta. Una gran cantidad de libros fueron publicados estipulando que este renovado interés en la magia popular (usualmente descrito como brujería) anunciaban el final del mundo. Predicadores en los Estados Unidos quemaron públicamente libros de ocultismo y objetos mágicos. Lo hicieron, según ellos, en un intento por destruir “los trabajos del diablo”.

Sin embargo, la influencia del cristianismo en la opinión pública comenzó a debilitarse. Aún cuando muchos de los no practicantes continuaron viendo la magia como satánica, no natural y peligrosa, personas sin prejuicios empezaron a investigar por ellas mismas. Algunas se convirtieron en fervientes practicantes, encontrando en la magia popular una conexión con sus ancestros y un sentido de poder personal.

En la actualidad, el resurgimiento que comenzó a finales de los sesenta, ha producido una generación de
individuos conscientes. Muchas de estas personas se han involucrado en el desarrollo de capacidades y la curación psíquica, la medicina basada en hierbas, los trabajos con cristales, el vegetarianismo, la programación en neurolingüística, la meditación y doctrinas orientales. Lo anterior, junto con la promoción de los medios masivos de comunicación, ha generado el movimiento de la Nueva Era.

Como respuesta al continuo interés que existe alrededor de la magia popular y la espiritualidad no cristiana y a la pérdida de influencia del cristianismo, la religión ortodoxa ha dirigido sus armas propagandistas hacia este nuevo movimiento de magia popular, prediciendo de nuevo que estos son los últimos días de nuestro planeta. La magia popular no es uel trabajo del diablo” . Tampoco es satanismo; ésta no involucra sacrificios de seres vivos. Tampoco consiste en hablarle a los espíritus o servir a los demonios. No proviene de la oscuridad peligrosa, diabólica o sobrenatural. La magia popular no es anticristiana, ni antireligiosa ni es antinada. 

La magia popular promueve el amor por la vida, la curación y la salud. Es una herramienta para transformar sus vidas. Es una relación con la tierra. Cuando lo “normal” significa fracaso, cuando todos los esfuerzos no traen resultados positivos, millones de personas hoy en día prefieren optar por el camino de la magia popular. Actualmente la magia es practicada por adolescentes, adultos y ancianos. Por profesionales, trabajadores, abogados y vendedores. Personas de todas las razas llevan a cabo antiguos rituales, algunos de los cuales pueden estar relacionados con sus antecedentes culturales. Una chicana que habita en el Sur oeste de Arizona puede frotar a sus hijos con ruda y hojas de romero como parte de un ritual de sanación.

Un hombre común y corriente podrá detenerse en una tienda de Nueva Orleans para comprar una vela verde e incienso para obtener dinero, con el propósito de preparar un ritual para la abundancia. Los sensatos hawaianos colocan hojas de una planta determinada en el elevador para prevenir a las mujeres de la violación. Para aquellos con lazos muy fuertes con sus ancestros, una plétora de hechizos y rituales están disponibles para su uso mágico personal.

La magia popular, entonces, constituye la gran cantidad de prácticas mágicas antiguas y modernas realizadas por los individuos para mejorar sus vidas. Libre de creencias sociales o censuras religiosas, los magos tradicionales labran sus propios futuros a través de rituales eternos. La magia popular vive nuevamente.

Fragmento del Libro: ¿Que es Wicca? de Cunningham  Scot.
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