sábado, 30 de julio de 2016

Secretos Mágicos Para Un Buen Hechizo

La magia está indisolublemente ligada a la brujería en los sutiles hechizos que realizamos y que nos ayudan en nuestra vida cotidiana, y también en aquellos más ambiciosos cuyo destinatario es la Tierra. La mayoría de las brujas no podrían vivir sin practicarla y a ella le deben el camino que han escogido. Pero, a pesar de que sabemos que la magia existe, en ocasiones los conjuros no salen como esperamos.

Para entender por qué sucede esto, tenemos que abordar algunos de los principios básicos de la magia. Aunque solemos decir, con razón y orgullo, que en la brujería no hay largas listas de prohibiciones, existen, sin embargo, una serie de normas o de reglas que gobiernan su uso. No se parecen, por ejemplo, a las leyes que instituyen un país y que sirven, sobre todo, para frenar los impulsos de los individuos antisociales, sino más bien a las de la naturaleza. Son pautas que, si no se observan, convertirán la magia en algo poco fiable y menos práctico. Estoy convencida de que estarás familiarizada con algunas de ellas, no obstante, las repetiré como he venido haciendo con otras muchas cosas en este tratado mágico. Al igual que vas adquiriendo talentos que mejoran tu brujería, también adquieres una percepción y una comprensión mayores, y, si te tomas algo de tiempo para revisar algunas de las cosas que aprendiste en los primeros días, descubrirás seguramente que la experiencia que tienes ahora sobre ellas es mucho más profunda. La Rede Wicca: quizá el principio más citado en la brujería sea “Haz lo que quieras, mientras no dañes a nadie”. A primera vista, lo que nos quiere decir es que la magia no debe utilizarse para perjudicar a la gente. Tiene sin embargo, un segundo significado que es igual de importante: es tu voluntad la que la hace funcionar. Estoy hablando, por supuesto, de la auténtica, y no de un deseo simplón o de una idea frívola. El fragmento “…mientras no hagas daños a nadie” es bastante controvertido, en parte porque es casi imposible que nadie resulte perjudicado en el proceso. En cualquier caso, la versión con la que todos solemos estar de acuerdo es la de no dañar deliberadamente, o evitar hacerlo teniendo en cuenta todas las posibles consecuencias de nuestros actos. 

Yo, por supuesto, no puedo responder por ti, pero me sentiría muy culpable si mi magia le causara mal a alguien. Algunas versiones de la Rede añaden lo siguiente “…a menos que sea en defensa propia, y siempre tendrá presente la Ley de Tres”. Es evidente que la Rede no puede evitar que yo utilice la magia defensiva para protegerme yo o a otros, ¡como tampoco lamentaría que un ladrón se hiciera daño al intentar escalar mi hermoso y espinoso arbusto! Ley de Tres: “Cada una de tus acciones, sea buena o mala, te será devuelta por triplicado”. Una anciana muy respetada en la brujería me comentó una vez que no estaba de acuerdo con este principio porque dudaba de que las brujas fueran escogidas con algún propósito divino. Yo creo que la Ley de Tres no se refiere específicamente a las brujas o a su magia, y lo interpreto de esta manera: “Siembra y recogerás”. O, dicho de otro modo: si haces el bien, te ocurrirán cosas buenas. Durante una época trabajé en una tienda donde teníamos una caja en la que recogíamos donaciones; por desgracia, la gente no colaboraba demasiado. Un buen día decidí grapar una copia de la Ley de Tres junto a la caja y, al poco, los clientes empezaron a hacer donaciones sistemáticamente, a pesar de que la mayoría ni siquiera pertenecía al mundillo de la brujería. Es evidente, por tanto, que su significado nos aparece a todos certero a pesar de nuestras creencias. Estoy casi convencida de que estar ley la hemos importado del misticismo oriental, aunque es innecesaria si ya sigues los principios de la Rede.

Reglas mágicas o del mago: “Saber, desear, arriesgar y guardar silencio”


  1. Saber: Significa, básicamente, que necesitas reunir conocimientos para poder practicar la magia; no solo sabiduría técnica que te permita crear hechizos, sino también la seguridad de que funcionará. Si tienes dudas, éstas influirán negativamente en tu trabajo, impidiendo que los resultados sean eficaces. La magia surge si quien la practica cree en ella, a pesar de que los que están a su alrededor pueden no hacerlo. Sin embargo, esta incredulidad también supone un obstáculo para ella.
  2. Desear: Singifíca que debes quererlo realmente (como se especifica en la Rede); debes anhelarlo con cada fibra de tu ser. Y, como ocurre en el caso anterior, si te sientes insegura, no hagas nada, porque tus vacilaciones interferirán en la magia.
  3. Arriesgrar: Tienes que hacerlo; aunque a veces te he dicho que los hechizos se ponen en marcha cuando los planteas, ¡no surtirán efecto si no los llevas a cabo!
  4. Guardar Silencio: Debes mantener en secreto lo que haces. Este aspecto suele confundir a muchas personas porque, al fin y al cabo, si trabajas en grupo, todos los presentes saben que conjuras. Quizá la mejor manera de explicarte lo que significa es poniéndote un ejemplo: cuando estás furiosa o muy triste, tus sentimientos son extremadamente fuertes, pero después de contárselo a un amigo íntimo, empiezas a sentirte mejor y estas emociones pierden intensidad. La energía mágica se disipa de una manera parecida. Cuantas más personas sepan lo que pretendes hacer, más dudas aparecerán y producirán una energía independiente que puede influir sobre el resultado o diluir la energía de tu hechizo. Esto explica por qué, cuando se trabaja en grupo, todos tienen que estar de acuerdo. E, incluso en este caso, al terminar es mejor no decir nada.

Otros factores pueden influir en la magia:


  • Un hechizo no debe interferir en el libre albedrío de una persona, por lo tanto, no podemos hacer un encantamiento para que se enamore y tampoco algo que creamos que le beneficiará, por ejemplo, para que deje de fumar. A pesar de que esto último sería bueno, lo estaríamos haciendo sin el consentimiento del sujeto en cuestión. Lo que sí podemos hacer en este sentido es crear un tipo de hechizo que pueda emplear si lo desea; una vela o un talismán con poderes.
  • Los encantamientos no se pueden utilizar para conseguir dinero directamente. Estoy segura de que ya habrás oído esto antes y sabrás también por qué, pero creo que no te hará mal que vuelva a decirte que ¡los
  • También se las conoce con el nombre de Pirámide de las Brujas, hechizos que tienen como objeto obtener compensaciones económicas son un auténtico error! Como el dinero no forma parte del mundo natural, los resultados mágicos pueden ser inesperados y aciagos. Así, por ejemplo, si hace un hechizo para conseguir dinero fácil, puede ocurrirte que te veas envuelta en un accidente de tráfico y que esa compensación económica proceda de la compañía de seguros. Y, sí, has ganado dinero, pero también es algo bastante desagradable en lo que gastarlo. Lo mejor es crear un hechizo para conseguir un buen trabajo o para que te promocionen dentro de una empresa.
  • No deberías hacer magia por dinero, aunque sí para cubrir tus gastos. Si alguien te pide que le insufles poder a una joya, una de dos: o te la da o se la cobras. Cuando una persona invierte su tiempo y se esfuerza por ti, lo lógico es que le recompenses con, digamos, un pequeño regalo. Hay una gran diferencia ente prostituir la magia a cambio de dinero y demostrar voluntariamente que aprecias que una persona se haya preocupado por satisfacer tus necesidades.
  • Los hechizos no deben utilizarse para impresionar a alguien, para gastar una broma o sin tener una buena razón para levarlos a cabo. Si malgastas tus recursos mágicos en encantamientos absurdos, no podrás recurrir a ellos cuando realmente lo necesites. Si te apetece probar una nueva técnica y no se te ocurre un motivo para hacerlo, considera la posibilidad de trabajar para la naturaleza.
  • La magia funciona mediante el intercambio de energías: cuanta más inviertes en un hechizo, tanto más efectivo será éste.
  • Los resultados de los encantamientos no son inmediatos; a menudo llevan su tiempo. En términos generales, si el problema o el hechizo son muy complejos, tardarán más en solventarse. Lo que ayuda a acelerar el proceso es practicar regularmente.
  • Como la magia depende de tu energía, no funcionará bien si estás desequilibrada. Esto significa que no podrás hacer hechizos sanadores si estás enferma, y es mucho mejor esperar que arriesgarte a que las cosas salgan mal.
  • No es necesario que los encantamientos rimen para que sus resultados sean los esperados. Si eres una persona a la que se le da bien la poesía y los prefieres de esta manera, entonces hazlos así, pero no es esencial. En algún momento te encontrarás con palabras que no entiendas; en ese caso, no las utilices. Si no sabes lo que significan, tampoco sabrás qué es lo que estás pidiendo.
  • La magia no requiere que emplees ropas o utensilios especiales, pero si te parece que con ellos te concentras mejor o que te dan más seguridad, adelante, úsalos. En el próximo capítulo abordaré el tema de canalizar la magia.

A pesar de seguir todos estos consejos, nuestros hechizos quizá no funcionen como esperamos. La razón más común suele ser la falta de previsión. Si no planeas todo el proceso cuidadosamente, tampoco conseguirás lo que deseas. A menudo cuentan una historia apócrifa en la que una persona practicó la magia con la intención de conseguir oro y lo que obtuvo a cambio fueron unas flores doradas, un pez dorado y una pequeña moneda. Puede ocurrir también que el resultado que buscábamos se trunque y acabe transformándose en una cadena de acontecimientos totalmente impensados. Éstas son sólo unas cuantas razones por las que debes recordar que es fundamental que planifiques lo que vas a hacer.

De modo que, cuando creas que tienes una buena razón para hacer un hechizo, reflexiona antes de ponerte mano a la obra. Estoy de acuerdo en que algunos asuntos son urgentes, pero son los menos habituales. Al escribir esto me cuesta imaginar algún ejemplo al que no le beneficiarán diez minutos de meditación. Pero si llega el momento en el que tienes dudas, hazte una pregunta: ¿qué sería lo peor que podría ocurrir si me paro a pensar?

Existen, sin embargo, una serie de pasos bastante definidos que te pueden ayudar en este sentido:

  • Identifica el problema.
  • Busca las causas.
  • Decide si la intervención mágica es realmente necesaria.
  • Planea el hechizo.
  • Comprueba cuáles son los resultados y efectos colaterales potenciales.
  • Haz el hechizo.

Cuando tengas planeado llevar a cabo un encantamiento, empieza por pensar detenidamente en el problema y en sus causas. Muy pocas cosas en esta vida son tan inminentes como creemos, así que intenta mirarlo desde distintos ángulos. Esto es esencial cuando el conflicto es de pareja, porque, en esta situación, es casi imposible que puedas contar con las dos versiones. Si prestas atención al origen de la complicación, podrás idear un hechizo que se adapte perfectamente a la ocasión. Por ejemplo: el problema puede ser que una persona se gasta todo su sueldo a principios de mes porque tiene una autoestima muy baja y, para remediar su inseguridad, suele ir de compras. En este caso, en lugar de hacer un hechizo para que le aumenten el sueldo o la asciendan en el trabajo, la solución más simple es ayudarle a recuperar la seguridad en sí misma.

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