miércoles, 27 de julio de 2016

Clarividencia Oráculos y Adivinación

Desarrollar el Sexto Sentido.

El Diccionario Chambers lo define como “la habilidad de percibir aquello que está más allá de los poderes de los cinco sentidos”. En otras palabras: se refiere a aquellas cosas que conocemos pero que no detectamos con los otros cinco sentidos.

Estoy segura de que hay muchas personas que niegan rigurosamente que exista algo así y que todo lo razonan diciendo que se trata de una coincidencia o incluso de un truco. Otros consideran que es el subconsciente el que nos proporciona esa información; que vemos y oímos más de lo que creemos. Ésta es, sin duda, una de las explicaciones más recurrentes para algunos de nuestros sueños; que nuestras mentes están clasificando y cotejando los datos que les llegan consciente e inconscientemente durante nuestras horas de vigilia. Yo creo que, aunque es cierto que aprendemos mucho del subconsciente, una parte de nuestra mente reúne información que no podemos explicar de buenas a primeras. Y la experiencia me lleva a pensar que a esta zona puede acceder todo el mundo, pese a que permanezca dormida la mayor parte del tiempo.

La razón de que esté así suele ser una consecuencia que deriva directamente de nuestra infancia o juventud; en mi caso, por ejemplo, no se me alentaba de ninguna manera a que demostrara tener intuición. Si adivinaba quién estaba a punto de llamarnos por teléfono o a quién nos encontraríamos yendo de compras, mi madre me mandaba callar con firmeza, a pesar de que me había enseñado a leer los posos del té siendo muy niña. Aunque muchos padres de hoy en día no se comportan de la misma manera, siempre se tiende a no alentar estas cosas. Basta con ver la televisión para darse cuenta de que si demuestras en público tener ese sexto sentido, ¡te investigarán o te tratarán como a una cobaya! Esta actitud se ve reforzada por las películas y novelas de ficción que suelen colocar al propietario de tales “poderes” en peligro frente a las fuerzas del mal. Y, además, en la escuela es empeñan en hacernos ver que todo se puede demostrar científicamente. Yo no tengo problemas para aceptar esto, aunque me sigue pareciendo bastante desconcertante que muchas cosas no se consideran una verdad científica hasta años o décadas después de haber sido investigadas a fondo y que, incluso entonces, tardan bastante tiempo en comunicarse abiertamente.

En cualquier caso, algunas autoridades pueden, después de todo, escoger no difundir la información, como ocurre en esas escuelas en las que no se enseñan algunas teorías de la evolución.

Así que creo que conviene que empieces este capítulo dándote cuenta de que tener un sexto sentido no es algo excepcional. Si te han ocurrido cosas que puedas achacarle a este sentido, no te preocupes, no es anormal ni inusual. O, dicho de otro modo: las buenas noticias son que lo tienes y que funciona perfectamente. ¡Las malas son que puedes haber olvidado o no haber aprendido nunca a utilizarlo!

ADIVINACIÓN Y SEXTO SENTIDO.

La adivinación es uno de los ejemplos más obvios del sexto sentido. A aquellos que dan sus primeros pasos en los caminos paganos se les aconseja que aprenda a leer el Tarot, las runas, el espejo oscuro y la bola de cristal. Y muchas de las “nuevas brujas” se harán con una o más de estas herramientas adivinatorias durante las primeras jornadas de su instrucción. ¡Ocurre, sin embargo, que nueve de cada diez veces acabaremos con un puñado de instrumentos que no hemos utilizado jamás y que dejaremos olvidados en un cajón! Pero ¿por qué no los estrenamos siquiera? La verdad es que, a la hora de aprender a adivinar, uno siempre tropieza con obstáculos.

Muchas de estas herramientas (como el Tarot y las runas) traen consigo un pequeño folleto explicativo. Esto puede llevarnos a pensar que su interpretación es más sencilla porque, después de todo, cada carta, runa o lo que sea tiene su propio significado. Pero la tarea de aprenderse lo que quieren decir veintidós runas, tanto en su posición vertical como en la invertida, ya es bastante desalentadora. ¡Y las cartas son setenta y ocho! Si los pequeños folletos no son suficientes, puedes consultar la ingente cantidad de libros que tratan el tema de la adivinación en general o que abordan cada técnica por separado. Muchos de ellos se contradicen y otros los han escrito desde una perspectiva bastante irregular. Recuerdo que una de las interpretaciones cristianas de las runas Norse me pareció realmente chocante. Pero incluso aunque logres superar estos obstáculos, llegarás a la conclusión de que los significados son oscuros o irrelevantes para el tema que quieres adivinar. En otras palabras: las mismas interpretaciones necesitan una traducción, y para complicar aún más el asunto, el significado de las cartas o de las runas depende de las que las rodean. Están, además, esas otras herramientas de adivinación que ofrecen pocos o ningún buen consejo, como por ejemplo el espejo oscuro y la bola de cristal. Una vez se me acercó una persona que estaba interesada en comprar una bola, y recuerdo que me preguntó: “¿Dónde está el interruptor para encenderla?”. Así que no es de extrañar que algunas de estas piezas acaben decorando el fondo de un cajón.

En segundo lugar, y como ya he dicho antes, hoy en día nuestras mentes se han cerrado al concepto general de la adivinación porque la sociedad rechaza y siente animadversión hacia cualquier tipo de fenómeno psíquico. Pero además en nuestros subconscientes merodean infinidad de fragmentos de leyendas y de mitos tenebrosos relacionados con la adivinación. Ya he perdido la cuenta de la cantidad de veces que me han preguntado si da mala suerte comprarse las cartas de Tarot o si utilizar este tipo de cosas te dejará a merced de las fuerzas de la oscuridad. Aunque es verdad que la adivinación puede influir negativamente en una persona con trastornos mentales, su problema puede agravarse con otras muchas cosas, como leer ficción, oír cierto tipo de música o comer determinados alimentos. Y, para ser sincera, en mis treinta años de relación con la brujería sólo he sabido de una persona que sufriera una mala experiencia con ella ¡y fue un niño pequeño al que mandaron a la cama sin cenar porque había roto una baraja de cartas del Tarot muy cara!

Por último, incluso aunque hayas perseverado, te encontrarás con más obstáculos: ¿cómo puedes estar segura de que lo que percibes es verdad? y ¿cómo practicas? Después de todo, dudo que quieras distanciarte de tus seres queridos por decirles cosas que ellos preferirían que no supieras, y tampoco querrás quedar como una idiota haciendo predicciones que no se cumplen. La adivinación, por si esto fuera poco, no suele servir para responder a nuestras propias preguntas, porque es muy fácil otorgarle una interpretación subjetiva.

Pero, a pesar de todo esto, sigo pensando que aprender la adivinación es el mejor punto de partida para acceder al sexto sentido. No sólo porque así adquieres conocimientos de una nueva técnica, sino porque te aportará las habilidades que necesitas para utilizar ese sentido de otras maneras. No obstante, considero que es muy importante que escojas el sistema que se adapte perfectamente a ti.

Pero ¿cuáles son las posibilidades? En términos generales, podemos dividir los métodos en tres grupos:

  1. Interpretativo – En el que trabajas con imágenes, símbolos, números, etc. En este grupo están las cartas del Tarot y otras, las runas, el Ogham, las hojas de té y demás. Estos métodos los puedes utilizar guiándote por tu intuición y también de forma específica. Son además los más fáciles para novatos.
  2. Intuitivo – En el que no se trabaja con imágenes. De él forman parte observar el fuego, el espejo oscuro, la bola de cristal, etc.
  3. Específico – En el que recibes respuestas de sí o no; como con el péndulo y las varillas del zahorí.
Supongo que ya estarás familiarizado con la mayoría de los métodos de adivinación, no obstante, expongo aquí los que se suelen utilizar más frecuentemente:

  1. Cartas del Tarot: Existen, literalmente, cientos de barajas diferentes y todos los días salen más. Varían bastante de unas a otras pero, básicamente, responden a una misma estructura. La baraja está compuesta por setenta y ocho cartas en total, divididas en cinco palos, cuatro de los cuales se corresponden con los habituales: bastos, espadas, copas o cálices y oros o pentáculos. A estos cuatro se les llama Arcanos Menores y cuentan cada uno con catorce cartas. El quinto palo está formado por los Arcanos Mayores y son veintidós cartas con un nombre y un número del 0 al 21. Hay dos tipos básicos de barajas: las que son completamente pictóricas, en las que cada una tiene un dibujo, y las semipictóricas, donde las cartas de los Arcanos Menos están ilustradas con una imagen que sólo representa su número (por ejemplo, la del cinco de bastos muestra la misma cantidad de bastones). Si quieres tener una baraja del Tarot, te recomiendo que escojas una que sea pictórica, porque son más sencillas a la hora de aprender a manejarlas. Asimismo, te aconsejo que busques una con la que sientas cierta conexión y que no sea demasiado cara. Debo decir que el Tarot es uno de los métodos de adivinación que más me gustan.
  2. Baraja corriente: Algunas personas prefieren utilizarlas para la adivinación; está claro que en este caso no dispondrás de ninguna imagen desde la que trabajar, ni de un quinto palo.
  3. Otras Barajas: tienes a tu disposición múltiples barajas orientadas a la adivinación. Si te apetece trabajar con ellas, te aconsejo, una vez más, que busques aquella con la que te sientas más cómoda. Pese a que la mayoría son completamente pictóricas, no tienen tantas cartas como el Tarot y no suelen contar con distintos palos. Es habitual que reflejen un tema único como, por ejemplo, los animales. Todos estos factores te limitan porque te ofrecen menos posibilidades desde las que partir.
  4. Runas: también hay muchas y varían notablemente de unas a otras. Cada serie, sin embargo, suele tener veintidós y puedes estar hechas de madera, de piedra, de barro, etc. Todas tienen un símbolo grabado o inscrito, aunque algunas series cuentan además con una runa en blanco. Las que se utilizan con mayor frecuencia son las de origen nórdico, pero hay infinidad de ellas. Las runas equivalen a una letra, aunque tienen muchos otros significados asociados y se utilizaban en un sistema de comunicación muy sofisticado. Se suele recomendar que cada cual utilice sus propias runas y que no se consulten más de una vez al día – o menos, si puede ser-, porque necesitarás tiempo para meditar el significado de la tirada.
  5. Ogham: este sistema consta de varias líneas talladas en pequeños pedazos de madera a los que se denomina pentagramas. Como ocurre en el caso de las runas, los caracteres individuales cuentan con una serie bastante amplia de significados. Al principio eran sólo veinte, pero al cabo del tiempo se añadieron otros cinco, los Forfedha, que la completaron con su número actual, veinticinco.
  6. Runas de las brujas: son ocho piedras que llevan inscritas las siguientes marcas: un sol dorado, una luna plateada, dos anillos entrelazados, unas lanzas cruzadas, una espiga, tres pájaros, una ola rizada y un símbolo que se parece mucho a #. No guardan ninguna relación con las runas nórdicas o con cualquier otra.
  7. Hojas de té: este método de adivinación tiene muchas ventajas: es muy barato (apenas tienes que invertir dinero para poder hacerlo), en casi todas partes se acepta porque muy pocas personas la consideran una práctica vinculada al demonio, etc. ¡La única desventaja real es que tienes que aprender a beber té sin colar y sin tragarte las hojas!
  8. Astrología: la interpretación de la posición y de los movimientos planetarios podemos utilizarla para la adivinación, sobre todo para saber cuáles serán las mejores fechas para futuros acontecimientos y para determinar los posibles desenlaces de los actuales. Antaño era un proceso bastante lento, pero en la actualidad los programas de ordenador son capaces de obtener la información casi al instante. Este sistema tiene mucho potencial; es idóneo para prever las acciones y reacciones de los individuos en general y de forma específica.
  9. Observar el fuego: mirar las ascuas y llamas de una hoguera posiblemente sea una de las técnicas de adivinación más antiguas. Actualmente, sin embargo, es un sistema al alcance de muy pocos. Si quieres experimentar con el fuego, debes asegurarte de que es seguro (no sólo para ti, sino también para tu entorno) y de que tienes suficiente agua a mano como para apagar un incendio si la hoguera se descontrola. Algunas personas escudriñan de una manera parecida utilizando una serie de velas agrupadas.
  10. Espejo oscuro: hay dos formas básicas: sólido o líquido. El primero se puede consultar en distintos objetos: 1) En un fragmento muy pulido de piedra negra, como la obsidiana, que en el siglo XVI utilizaba el famoso doctor John Dee y que seguramente hoy tendría un precio prohibitivo; 2) Colocando una capa de ceniza sobre la superficie convexa de un cristal curvado. Se suele emplear la esfera de un viejo reloj. Es un proceso que suele ensuciar bastante, en el que se supone que uno sostiene el cristal sobre la llama de una vela o lámpara de tal manera que la ceniza quede repartida por la superficie equitativamente. Se consulta en la parte que no está cubierta de polvo, y 3) Pintando la parte trasera de un cristal curvado o plano con pintura negra mate y escudriñando por el otro. Puedes encontrar muchos de éstos en los mercadillos paganos y de brujería, a menudo a precios irrisorios. La versión líquida se suele hacer poniendo agua en un cuenco de un color oscuro o echándole tinta negra. Tengo comprobado que también ayuda verter una pequeña cantidad de tinta plateada o de polvos en el agua y luego hacerlo girar todo hasta que forme un remolino. De cualquiera de las maneras, la luz de la Luna o de la vela debe reflejarse sobre la superficie en la que se escudriñará.
  11. Bola de cristal: las encontrarás de muchos tamaños; algunas son minúsculas, y otras, sin embargo, pesan tanto que no las puedes ni mover. Actualmente las hacen de diversos materiales y, claro, también de distintos colores. Es cierto que las buenas barajas de Tarot y los cristales oscuros pueden ser extremadamente caros, aunque no es nada en comparación con lo que puede llegar a costar una bola de cristal de un tamaño razonable. Y, a pesar de que tienes la posibilidad de utilizar una de cristal corriente o que contenga óxido de plomo, que desde luego no son baratas, nunca parecen funcionar tan bien. Existe además otro problema, y es que dependiendo de cómo se saca el cristal de la tierra, las energías que éste guarda en su interior se pueden ver afectadas negativamente; por ejemplo, no es lo mismo utilizar explosivos que otro método de extracción más suave.
  12. Péndulo: es sencillamente un peso suspendido de tal manera que puede moverse libremente, aunque hoy encontrarás muchas y muy atractivas versiones. El péndulo se utiliza para responder preguntas de “sí” o “no” y necesita una preparación previa. Esto implica que debemos decidir qué movimientos responderán al sí y cuáles al no antes de hacer alguna pregunta. Pese a que parece una técnica muy limitada, la verdad es que se pueden formular series de preguntas para conocer las respuestas a problemas más complejos. Con el péndulo y un mapa podemos localizar cosas. En esto se asemeja ligeramente a las varillas del zahorí, aunque no conviene utilizarlo en el exterior porque las corrientes de aire distorsionarían el resultado.
  13. Varillas de zahorí: se emplean, sobre todo, para encontrar cosas: agua, cañerías, yacimientos de minerales, etc. Con ellas no sólo hallamos lo que buscamos, sino también otros factores como a qué profundidad se encuentra. Para conseguir esto último, se debe hacer lo mismo que con el péndulo: plantear una serie de preguntas eliminatorias. Las varas normalmente se hacen con un pedazo de madera de avellano, con forma de horquilla, que se sostiene con suavidad y que vibra al aproximarse al objetivo. También puedes comprar pares de varas de metal, que juntas actúan de una manera similar. Sirven también para responder a preguntas de “sí” o “no”.

Existen otros muchos métodos de adivinación y me temo que no tengo espacio suficiente como para incluirlos todos. Ni siquiera les he hecho justicia al puñado que menciono. En cualquier caso, te daré algunos consejos para que aprendas a desarrollar las habilidades necesarias que te permitirán usarlos y, si recuerdas los tres grupos (interpretativo, intuitivo y específico), verás que las técnicas que consigas dominar en uno de ellos te ayudarán a manejarte con más soltura en otros métodos que pertenezcan al mismo grupo. Pero antes de ponerte ejemplos y alguna que otra práctica, creo que hay unas cuantas cosas que merece la pena comentar.

Debes recordar que los instrumentos que se emplean para la adivinación son básicamente eso: instrumentos. Al igual que comprar una pala no te servirá para que las plantas florezcan muy hermosas, gastarte una fortuna en una baraja de cartas, una bola de cristal, un péndulo o lo que sea tampoco te permitirá acceder automáticamente a tu sexto sentido.

Dale la espalda a las ideas preconcebidas: habrás oído decir que la gente ve cosas cuando adivina, pero no es cierto que se les presenten imágenes frente a los ojos y, en la mayoría de los casos, ni siquiera en la mente. Aunque es cierto que hay personas que son clarividentes, que ven cosas en sus cabezas, y otras que son clarioyentes, que pueden oír la información que adivinan, la mayor parte de las veces lo que ocurre es que la gente sabe algo, aunque no tenga la menor idea de por qué. Intenta liberarte de todos los pensamientos negativos que hayas ido acumulando sobre la adivinación y el sexto sentido. Si tienes dudas, recuerda que yo he estado practicando la brujería durante más de treinta años y que no me ha ocurrido nada malo, ¡por lo menos hasta ahora!

Sé paciente y honesta contigo misma; al igual que pasa con otras técnicas mágicas, no conseguirás nada si estás cansada, preocupada o si haces las cosas con prisas. Así que tómatelo con tranquilidad. Vuelve sobre ello cada cierto tiempo; pero no te obsesiones ni lo fuerces. Ya sabes que cuanto más persigues unas cosas, más rápido corre para escapar de ti.

Debes, sobre todo, aprender a confiar en tus instintos. Hace muchos años acudió a mí una mujer para que le adivinara algo y le hiciera una psicometría a una joya de su abuela. Cuando fui a tocarla, me invadió una sensación de “saber” y, sin siquiera pensármelo, le dije: “No quieres preguntarme cosas acerca de tu abuela, sino si tu novio te es fiel”. Si me hubiera parado a reflexionar, seguramente no le habría dicho eso, más que nada porque la gente no suele querer que le des información que no te ha pedido, pero también porque no me había ni planteado la cuestión. No obstante, yo tenía razón y ésa no ha sido la única vez en que la certeza me ha sobrecogido sin saber cómo y sin que la anduviera buscando. Está claro que tampoco se puede ir por la vida soltando ese tipo de cosas, especialmente cuando la gente no quiere saberlo. Lo que sí puedes hacer es utilizar el diario, o escribir otro aparte, para tomar apuntes y releerlos más adelante. Puedes, de hecho, llevar siempre contigo una pequeña libreta para anotar las cosas en el momento. En cualquier caso, cuando empieces a trabar el sexto sentido, te darás cuenta de que estas intuiciones suelen presentarse sin previo aviso.

También puedes hacer este Hechizo Potente para Sentidos Mágicos seguramente lo sabras aprovechar.






Extracto del libro El Verdadero Arte de la Wicca - Kate West

2 comentarios: