martes, 2 de agosto de 2016

¡Herramientas Mágicas y sus Secretos!.

Pese a que es perfectamente posible que hagamos nuestros hechizos y magia en un plano astral o psíquico sin utensilios o equipo de ningún tipo, a la mayoría nos resulta más sencillo si no hacerlo todo con material, por lo menos combinarlos. Las herramientas nos ayudan a centrarnos en el propósito del hechizo y en su objeto. Nos permiten hacer un encantamiento que otros puedan activar cuando lo consideren conveniente. Nos recuerdan las características básicas de la brujería y el lugar que ocupan en nuestra magia.

Estos métodos nos sirven también para crear la atmósfera y el entorno más adecuados para llevar a cabo el objetivo mágico y acumular la energía, la concentración y la fortaleza necesarias. Cuando trabajamos en grupo, nos ayudan a mantenernos centrado en la misma cosa a la vez. Aunque, en realidad, muy pocos son realmente esenciales. Si crees que puedes trabajar sin ellos, hazlo, pero si te ocurre como a mí, que te gusta facilitar las cosas cada cierto tiempo, utiliza entonces aquellas que te sean más útiles.

En términos generales, las herramientas mágicas se dividen en tres grupos:

  • Utensilios de la brujería: Son los que colocas sobre el altar y, en general, todo el equipo de trabajo, incluyendo aquellas cosas que utilizas para crear el Espacio Sagrado.
  • Vínculos con el sujeto: Éstos te garantizan una conexión mayor con las personas u objetos para los que trabajas. Son, por ejemplo, fotografías, dibujos, descripciones, información personal e incluso muestras de cabello o de uñas.
  • Métodos mágicos: Los instrumentos: las velas, las cuerdas, los amuletos, los talismanes, etc, que ponen la magia en marcha y que tienen diversos usos.

Como me gusta dejarlo todo muy claro, hablaré de los tres a lo largo de este post, aunque estoy seguro de que a estas alturas ya estarás bastante familiarizado con los de la primera categoría. Los otros dos los trataré más al detalle porque, básicamente, a ellos les corresponde esta sección. Con algunos ya habrás trabajado y otros puedes no conocerlos o llevar tiempo sin pensar en ellos. A muchas brujas les ocurre que acaban cayendo en una especie de rutina mágica en la que se dedican a realizar siempre los mismos hechizos y a emplear las mismas técnicas, con sus debidas variaciones, para casi cada acto de magia que llevan a cabo. Y esto es perfectamente comprensible porque solemos desarrollar unas preferencias hacia algunos tipos de conjuros, quizá porque los hemos probado y sabemos que funcionan o porque el método en cuestión se adapta mejor a nuestra forma de vida. No obstante, a veces nos empecinamos en una cosa y olvidamos que existen otras alternativas.

LOS UTENSILIOS DE LA BRUJERÍA.


  1. Altar: La superficie sobre la cual dejas las herramientas y otro equipo, y en la que trabajas. A menos que estés haciéndolo todo en el astral, necesitarás un espacio, incluso aunque no sea más que una zona despejada en el suelo.
  2. Mantel del altar: Es un paño o tela que lo tapa, que define su empleo en el contexto mágico y que protege la superficie contra los derrames de la cera de las velas, etc.
  3. Pentagrama del altar: Un tablero o piedra plana que tenga inscrita una estrella de cinco puntas encerrada dentro de un círculo. Es la base sobre la que se hacen los hechizos y cualquier otro trabajo tangible que requiera un apoyo firme.
  4. Símbolos de los elementos: Representan a los cinco elementos: Aire, Fuego, Agua, Tierra y Espíritu: incienso en un incensario para el primero, una vela encendida para el segundo, un cuenco con agua para el tercero, sal en un recipiente para el cuarto. ¡No hace falta recurrir a esto en el exterior porque fuera los elementos están presentes por sí solos!
  5. Velas del altar: Normalmente se utilizan dos: una para honrar a la Diosa y otra para el Dios. Para esto también se pueden emplear estatuas, dibujos y otros emblemas.
  6. Athamé: Es la espada o cuchillo de las brujas. Lo normal es que tenga la empuñadura negra, doble filo y una hoja de aproximadamente veintitrés centímetros de longitud. Se utiliza para invocar y desterrar a los elementos y energías alternativas. Los athamés también se pueden hacer con cuerno, madera y otros materiales.
  7. Cáliz: Es un símbolo de la Diosa y puede ser de madera, de piedra, de cristal o de metal. Contiene el vino que se emplea en el Rito del Vino y de las Tartas o en el Gran Rito.
  8. Bolline: Es un cuchillo con empuñadura blanca. Con él trabajan las brujas y lo emplean siempre que necesitan contar algo (las hierbas, por ejemplo) o para inscribir símbolos.
  9. Varita: Se trata de un trozo de madera que se escoge con sumo cuidado y que debe tener la misma medida que el antebrazo de su propietario; se esgrime también durante la invocación y para desterrar.
  10. Hisopo: Es un pequeño manojo de ramitas que se atan juntas para formar un cepillo. EL hisopo se emplea para rociar agua y a veces aceite por un lugar determinado.
  11. Escoba: Es la típica escoba de las brujas. Representa la fertilidad y se usa en la Unión de Manos, además de para barrer las energías negativas del Círculo y de otras zonas.
  12. Caldero: Contiene el fuego cuando se trabaja en el exterior y su objetivo es el de proteger el entorno. En ocasiones se recurre a él para escudriñar, y debería estar hecho de metal ¡no de plástico!
  13. Cuerdas: Consideramos que forman parte del equipo del altar porque se suelen emplear en las iniciaciones y en la magia de las cuerdas y los nudos.
  14. Luces de los cuartos: Sirven para trazar los límites exteriores del Círculo y se emplean, sobre todo, cuando trabajamos en grupo y al aire libre, aunque algunos las usan también en el interior para acordarse de dónde están los cuartos.
  15. Espada: La utilizan los miembros de los covens para trazar el Círculo. Las brujas solitarias rara vez las emplean, aunque la mayoría tiene una. Yo a veces la empuño cuando esto en mi casa y a solas.
  16. Látigo: Muy típico de los grupos gardnerianos. Tiene poca utilidad fuera de los grupos formales.

Existen además otras herramientas como el báculo y el bidente, aunque se emplean menos hoy en día. Usamos, por otro lado, cosas más prácticas, como las cerillas, los apagavelas, etc, que de sobra sabemos para qué sirven, y también ciertos objetos que velan por la seguridad, como las palmatorias o candelabros y, si pretendes encender fuego dentro de casa, cubos de agua para apagarlo en caso de que se descontrole. Creo que no debería recordarte que tienes que mantener todos los utensilios en buenas condiciones y limpios para que funcionen como es debido.


ACTIVIDAD PRÁCTICA.

Piensa en las herramientas mágicas que has ido adquiriendo a lo largo de tu aprendizaje y también en las que te gustaría tener más adelante. Puedes hacerlo mentalmente, escribir una lista o sacarlas directamente. Repasa los usos que les has dado; esto te puede parecer interesante porque tenemos tendencia a utilizar las cosas nuevas cuando las adquirimos, pero al final, solemos limitarnos a emplear las que ya conocemos y que sabemos que son efectivas. Reflexiona sobre le esenciales y útiles que son para tu trabajo y en cuánto apoyo crees que te proporcionan.

Como cada cual tiene sus preferencias, no existe una respuesta concreta para este ejercicio. Imagina, por último, que te vas de casa sin llevarte contigo cualquiera de tus utensilios y de pronto te surge la necesidad de hacer un hechizo. ¿Con qué podrías sustituirlos?

VÍNCULOS CON EL SUJETO.

Si trabajas para ti, para alguien que conoces bien y al que te resulta fácil visualizar, o para una persona que esté presente, lo más probable es que no necesites ningún vínculo físico para llevar a cabo tu magia. Pero si el sujeto está lejos, apenas has tenido trato con él o no lo conoces en absoluto, entonces te hará bien contar con una conexión tangible. Como son nuestra concentración y energía interiores las que ponen en marcha la magia, cuanta menos atención y energía dediquemos a la persona, tanta más podremos dirigir al acto mágico en cuestión. Existen tres tipos básicos de vínculo:


  • Imágenes de la persona: Cuando el objetivo es una persona, lo más útil es una fotografía. Antiguamente las brujas fabricaban un fith-fath o imagen de barro o de cera. Tenía que parecerse lo máximo posible al sujeto en cuestión y en ocasiones hasta le ponían cabellos, uñas o gota de la sangre de la persona porque así se fortalecía el vínculo. A pesar de lo que se cree, el fith-fath no se empleaba sólo para maldecir o embrujar, sino también en la magia curativa y de fertilidad. Unas cuantas brujas siguen empleándolo hoy en día, y en ocasiones incluso recortar la cabeza del sujeto de una fotografía y se la ponen al fith-fath. Aunque puedes usar las muestras de cabello y uñas, no te recomiendo que utilices la sangre porque no es higiénico ni seguro. Además de las fotografías y figuras, te servirán cosas como la fecha de nacimiento, el signo del zodiaco o su color preferido, cualquier información que te ayude a pensar en esa persona como en alguien a quien conozcas.
  • Objetos que representan a la persona: En ocasiones se te pedirá que trabajes para alguien de quien ni siquiera tiene una descripción física razonable, en cuyo caso necesitarás tantos datos como te sea posible recopilar. Con todo ello podrás crear una imagen o escoger un objeto que represente al sujeto. Supón, por ejemplo, que se te pide que hagas algo por Anna: te han proporcionado la fecha en que nació y, por lo tanto, sabes qué edad tiene y de qué signo es, te comentan además que le encantan los gatos, que adora el color azul y que es una gran jardinera. Existen diversas maneras de incorporar esta información a un hechizo para Anna. Puedes escribir su nombre en el centro de una hoja de papel azul y dibuja alrededor el sigilo de su signo solar, así como algunos retratos de gatos y de flores, o grabar todos los signos en la cera de una vela azul o en una cuyo color esté relacionado con su signo solar. Puedes utilizar una gema, una piedra o una flor para simbolizarla. Cualquiera de estas opciones es una buena forma de sustituir su imagen, pero para aumentar el vínculo debes bautizar formalmente el objeto (lo explico más adelante).
  • Objetos que representan cosas: Casi de la misma manera puedes elegir un objeto o imagen para representar una cosa o una idea en lugar de a un individuo. En algunos casos la elección es bien sencilla: un coche de juguete representa a uno de verdad, o una concha, algo relacionado con el mar. Si trabajas para una especie animal te debería resultar fácil encontrar una fotografía o un dibujo de ella; de hecho, si cuentas con acceso a Internet, habrá muy pocas cosas a las que no puedas acceder. En otros casos tal vez tengas que ser más creativa, pero lo primordial es que el objeto represente para ti, y sólo para ti, aquello para lo que estás formulando tu hechizo. En este punto, como en el anterior, el vínculo se refuerza al bautizarlo.

BAUTIZAR UN OBJETO.

El proceso de otorgar un nombre es muy similar a los anteriores e independiente del empleo del fith-fath, de la fotografía o de algo que hayas creado personalmente. Lo habitual es que lo prepares fuera del Círculo y antes de los ritos, y que el bautizo tenga lugar dentro del Espacio Sagrado y durante la primera parte del hechizo. Yo prefiero, siempre que tengo ocasión, hacer el objeto el día anterior, porque encuentro que una noche de meditación previa me ayuda a concentrarme más en el bautizo.

Una vez que hayas creado el Espacio Sagrado, pasarás el objeto por cada elemento recitando las siguientes palabras:

Convoco al elemento del Aire (Fuego, Agua, Tierra) para que atestigüe que yo (tu nombre) bautizo este (el objeto que sea) a través del elemento del Aire (Fuego, Agua, Tierra). Y que se ha convertido en (nombre que le das) dentro de este Círculo y en estos ritos. Ésta es mi voluntad. Bendita sea.

Mientras llevas a cabo esto, visualiza la esencia del sujeto entrando y transformándose en uno con el vínculo. Es evidente que tendrás que hacer algunos ajustes según los objetos que utilices; por ejemplo, podrás sumergir un sólido en agua sin problemas, pero si utilizas papel bastará con que lo salpiques ligeramente; además, cualquier cosa inflamable o de metal deberás pasarla por encima de la llama de una vela y no a través de ella.

El segundo paso es que lo sostengas con ambas manos y se lo presentes a la Diosa y al Dios diciendo:

Diosa y Dios todopoderosos, yo (tu nombre) os presento esto como (nombre que le has dado al objeto), al que he bautizado a través de los elementos del Aire, el Fuego, el Agua y la Tierra y frente a vuestra atenta mirada. Os pido que la magia que lleve a cabo sobre él alcance sin dilación su auténtico destino. Benditos seáis.

Para sellar el bautizo, dibuja un pentáculo de invocación sobre el objeto. Si se quiere, se puede trazar imitando la disposición de los números en la esfera de un reloj. EL orden de las puntas sería el siguiente: 12, 7, 3, 9, 5, y 12. Recuerda que necesitarás las seis puntas para completar las cinco líneas del pentáculo.

A algunas brujas también les gusta consagrarlo con aceite y, si te complace la idea, te sugiero que lo hagas después de pasar el objeto por los elementos, pero antes de presentárselo a las deidades. Úngelo con el aceite dentro de un pentáculo de invocación y di lo siguiente:

Unjo esto con el aceite, tan preciado por los antiguos dioses, que ahora seas en verdad (el nombre del sujeto) y un conducto de la magia para (di cuál es el propósito de tu hechizo). Bendito seas.

Cuando hayas completado el bautizo podrás realizar el conjuro pertinente.

Si has bautizado correctamente al objeto, pasará a convertirse en la persona en ése y en otros tantos círculos. Cualquier hechizo que hagas le llegará al sujeto para el que lo hiciste; se trata, como ves, de una magia empática. Al completar el conjuro y deshacer el Círculo, mantenlo intacto hasta que estés segura de que todo ha funcionado de la manera esperada porque quizá tengas que recurrir a él nuevamente para reforzar los efectos. Pero, en cualquier caso, deberás cuidarlo mucho porque representa una fuerte conexión con el individuo y su bienestar es tu responsabilidad. Si sufre algún daño accidental, por ejemplo, caerse, no ocurrirá nada pues sólo responde a la intención mágica. No obstante, las acciones deliberadas que se lleven a cabo dentro de un Círculo, incluso aunque las haga otra persona, sí repercutirán sobre él. Ésta no es una cuestión de confianza, pues recuerdo que, en una ocasión, una de mis compañeras brujas estuvo a punto de utilizar un fith-fath pensando que no le pertenecía a nadie. Y esta equivocación tan simple se repite con mucha más frecuencia cuando lo que se emplean son cosas como las velas o las piedras. ¡Así que lo mejor es que lo guardes todo a buen recaudo!




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